Por Jomi:
Menudo dulce nos han regalado los Blossoms en el pasado año. La banda capitaneada por Robin Wilson nos ofrece este que efectivamente no es un pedazo de chocolate, sino todo un monumento de repostería. “No Chocolate Cake” es una brillantísima y estupenda colección de preciosas canciones de emocionante pop, que mantienen altísimo el listón general de un disco que, si de algo adolece, es precisamente de altibajos, ya que su capacidad de maravillar se mantiene desde la primera a la última nota. Canciones que brillan con luz propia y en las que la voz y esa tan especial forma de cantar tan cercana, tan embriagadora, de Robin Wilson, termina por convencernos de que nos encontramos ante uno de los grandes discos del 2010.
No ofrecen nada nuevo, no, los Gin Blossoms: Medios tiempos, orfebrería pop, guindas de toques country para decorar el pastel, pero ¿para qué cambiar si es tan maravilloso lo que hacen?
En “Dead or alive on the 405”, mi favorita del disco, un punzante estribillo adornado con una impactante sección de viento, alterna y juguetea con unos coros y teclados magistrales para configurar una canción que se cuela entre las tres mejores del año sin ningún género de dudas.
Menudo dulce nos han regalado los Blossoms en el pasado año. La banda capitaneada por Robin Wilson nos ofrece este que efectivamente no es un pedazo de chocolate, sino todo un monumento de repostería. “No Chocolate Cake” es una brillantísima y estupenda colección de preciosas canciones de emocionante pop, que mantienen altísimo el listón general de un disco que, si de algo adolece, es precisamente de altibajos, ya que su capacidad de maravillar se mantiene desde la primera a la última nota. Canciones que brillan con luz propia y en las que la voz y esa tan especial forma de cantar tan cercana, tan embriagadora, de Robin Wilson, termina por convencernos de que nos encontramos ante uno de los grandes discos del 2010.
No ofrecen nada nuevo, no, los Gin Blossoms: Medios tiempos, orfebrería pop, guindas de toques country para decorar el pastel, pero ¿para qué cambiar si es tan maravilloso lo que hacen?
En “Dead or alive on the 405”, mi favorita del disco, un punzante estribillo adornado con una impactante sección de viento, alterna y juguetea con unos coros y teclados magistrales para configurar una canción que se cuela entre las tres mejores del año sin ningún género de dudas.
La belleza de sus melodías, la capacidad transmisora de emociones de Wilson y el pop blossomero tiene uno de sus mejores exponentes en “Wave bye bye”, donde tampoco faltan ingredientes deliciosos en forma de preciosas guitarras y acertadísimos coros vocales.
Y grageas de powerpop, pildorazos de bríos powerpoperos tampoco faltan en el disco de los Blossoms. Botón de muestra lo constituye la poderosa “Don’t change for me”. La delicadeza de otras composiciones que se hallan en el disco se torna aquí en energía, en un crepitar de chisporreantes guitarras, en una combustión flamígera de una melodía altamente inflamable, una canción que deja brasas con las que calentarse todo el invierno sin necesidad de brasero ni de una mesa camilla con faldas en el salón de casa.
Y que decir de “I don’t want to lose you know”. Cómo la canta Robin Wilson. Impresiona. Marca de la casa y de la clase del grupo. Una preciosidad. Personalmente la melodía que más me cautiva del disco. Somos reos de su belleza, vivimos presos de su inagotable luminosidad. Es toda una veta de aurífero pop y no podemos sino agradecer a los mineros de los Gin Blossoms que nos la hayan sacado a la luz desde el interior de sus entrañas.
Myspace del grupo
Artículo escrito por Jomi
