LA JUKEBOX DE ÓSCAR QUANT



¡¡¡Pues en vaya lío que me han metido los amigos de Power Pop Action!!! Me piden una lista con mis 15 canciones favoritas y encima pretenden que explique porqué! ¡¡¡Están locos estos romanos!!! Me presentaré. Soy OscarQuant, un aficionado a la música pop que un día decidió que no le bastaba con únicamente escuchar discos, así que aprendió tres acordes y decidió intentar emular a sus ídolos. Con Quant he sacado varias maquetas, un disco, grabado algunos videoclips, y dado algunos conciertos. Actualmente trabajo en el que espero sea un nuevo disco. Aparcados los conciertos, me he centrado en las grabaciones, y desde hace ya muchos meses, quizás demasiados, vuelco mis ilusiones en nuevas canciones, con algunas sorprendentes colaboraciones y alguna sorpresa que espero editar pronto.

Y volviendo a la lista de canciones, tengo claro que mañana sería una lista muy distinta, pero lo intentaré. Tratar de explicar el porqué te gusta una canción sería como intentar explicar porqué te gusta el chocolate, o el sexo, no puedes explicarlo, no puedes simplemente hablar sobre ello, lo mejor es probarlo y pasar a la acción:


Sé que es una historia un tanto típica y manida, pero yo recuerdo perfectamente la primera vez que escuché el Born To Run. Lo busqué a hurtadillas entre los discos de mi tío, lo puse en el plato del tocadiscos de casa de mi abuela y sonó esta canción. Al llegar al tramo final, de repente, todo había cobrado sentido.


Para mí esto es el Pop, algo que podría ser mundialmente conocido, ser superventas y que le podría gustar hasta a mi vecina del tercero que tiene la cabeza embotada en los 40 latinos. Algo fácil, de pretensiones sencillas, para reir, bailar y disfrutar el momento. No entiendo que algo como esto no sea archifamoso y en las listas de exitos campen a sus anchas ridículas divas y esa cosa que llaman aranbí. Pero, ¿sabéis qué? A quién le importa!


Probablemente la letra que mejor ha captado lo que es ese sentimiento de inocencia adolescente de empezar a salir con una chica, escuchar discos y vivir a través de ellos esas fantasías de rock and roll de 2 minutos y medio.

Me trae muchos recuerdos de las primeras grabaciones de Quant. En el estudio casero que tengo en mi casa, nos pasábamos las noches de los viernes grabando y arreglando canciones con todo lo que se nos pasaba por la cabeza. Un día pusimos este disco y nos pasamos la noche escuchándolo, resoplando, llevándonos las manos a la cabeza y gritando: ¡¡¡¡¡TENEMOS QUE PLAGIARLO ENTERO!!!!!


Sin ningún motivo especial que se me ocurra, de las canciones que más canto en la ducha.


El rigoletto del rock and roll, ¡¡esa voz!! Creo que gasté la cinta de vídeo vhs que tenia grabado el concierto "A Black and White Night". Qué elegancia, qué perfección, qué fácil parecía todo...


Odio esperar y más en las colas...Una vez estaba esperando en la del supermercado y de repente sonó esta canción en mi reproductor de mp3, no pude evitar imaginarme a todo el mundo bailando desnudo al ritmo de esta canción como si de un musical de Hollywood se tratase. Hagan la prueba, seguro que la espera se les hace más llevadera.


No tanto por la parte musical (que también) sino por que abre y cierra uno de los capítulos de mi serie de TV favorita de todos los tiempos, The Sopranos, la cual ví compulsivamente durante meses, y la disfruté como yo creo que no he disfrutado nunca cualquier otra forma de arte. Sus personajes, situaciones y localizaciones permanecerán siempre en mi memoria. Gracias, Tony.


Teenage Fanclub representa posiblemente el grupo más importante de mi vida, ya no sólo porque creo que es la influencia más clara en algunas canciones concretas de Quant, si no porque sus canciones me han acompañado siempre en los mejores y peores momentos.


Me encanta el cine. Una de mis pelis favoritas es “Harold Y Maude”, del gran Hal Ashby, para la que Cat Stevens compuso esta canción. Es una película preciosa, con una banda sonora increíble y esta canción sirve a modo de conclusión final. Es un himno para mí: "Si quieres decir sí , di sí. Si quieres decir no , di no.Hay un millón de caminos,sabes que los hay, así que si quieres cantar... canta! "


Ha sido muy dificil escoger una entre todas las de Costello. Me he decidido por esta porque siempre me recuerda a mi abuelo y me hace pensar en cómo sería el trabajo dentro de los astilleros de mi ciudad, y de la vida de "esos hombres que se ganaban la vida fabricando barcos de guerra que servían para matar a los hijos de otros obreros".

12.- La chica de Mel - Los Flechazos

Hay grupos a los que siempre les agradeceré el haberme abierto las puertas a otras musicas y estilos, el haberme descubierto otras bandas y cantantes, ya sea por influencias directas, por versiones o por nombrarlos en las entrevistas, Los Flechazos (así como los Hermanos Dalton) me descubrieron muchos de los sonidos sixties, bandas mods, de soul clásico, grupos nacionales de los 60. Y además lo hicieron estando a la altura de muchas de ellas.

13.- Must be a word - The Rubinoos

Vi a los Rubinoos hace pocas semanas, en el Felipop, y cuando tocaron esta fué un momento mágico para mí.

Es del disco de los Vox Pop un grupo paralelo a los Rubinoos de principio de los 90, pero que los Rubinoos han grabado en su nuevo disco. Menudo estribillo!!!

Siempre me he preguntado como se compone algo así, como se llega a un punto en el que dices "vale, ya está acabada". Brian Wilson la compuso en una hora (!!!???) sentado en su caja de arena y sin apenas esfuerzo. Bufff....

Todos los que nos dedicamos, con mayor o menor destreza, a componer y grabar canciones, hemos pasado por momentos de indecisión, de obsesiva frustación por no conseguir ese sonido, ese arreglo, ese acorde secreto que encajaría perfectamente, esa perpetua búsqueda de la inspiración en busca de alguna genialidad que nunca llega. A veces en esos momentos siempre me ayuda recordar esta canción, y cantarla a pleno pulmón.

Myspace de Quant

MISS CHAIN & THE BROKEN HEELS: "ON A BITERSWEET RIDE" (SCREAMING APPLE, 2010)





Por Rafa Beatman:


Confieso cierto hartazgo ante exclamaciones del tipo: “¡son más de lo mismo!”, “¡no aportan nada!”, “¡esta canción parece que ya la he escuchado cientos de veces!”. Bien, todas ellas son aplicables a las composiciones de Miss Chain & The Broken Heels: sus destellos musicales no proceden de ninguna galaxia nueva dentro del universo pop, sus pautas compositivas ya las hemos escuchado antes en infinidad de grupos y curisosamente, su estilo tan juvenil, fácil de escuchar y manido, les aleja de lo que de forma ordinaria se conoce como “next big thing”, auténtica trampa mortal promocionada por buena parte de los medios musicales especializados que engulle a los grupos con la misma velocidad a la que son catapultados. Parto de la base de que toda la música que me gusta está inventada desde hace unos cuantos años, por esta razón y si hablamos de originalidad, es difícil que un grupo pueda sorprenderme. Puestos a seleccionar entre copias de copias, prefiero a los grupos que reivindican en menos de tres minutos el pop energético, las melodías directas y su lugar en las antípodas de las tendencias musicales lánguidas, planas y pretenciosas de la vertiente más mainstream de lo que un día se conoció como música independiente, que a toda la caterva de grupos que ansían convertirse en la enésima reencarnación de Radiohead o de Coldplay. Cuestión de gustos, supongo.

Canciones de menos de tres minutos de duración, pop energético, melodías sencillas y estribillos pegadizos, es lo que nos ofrecen Miss Chain & The Broken Heels en su LP de debut. Los ingredientes que utilizan para cocinar sus canciones son tan básicos como efectivos. ¿Os apetece probar un poco de pasta italiana?

Astrid Dante (guitarra y voz), Disaster Silva (guitarra), Franz Barcella (bajo) y Brown Barcella (batería), son los cuatro componentes de Miss Chain & The Broken Heels, un grupo procedente de Italia que cuenta con tres singles en su haber -dos los podéis encontrar en una reciente actualización de nuestra sección de descargas- y con un disco de doce canciones titulado “On A Bitersweet Ride” publicado este mismo año por el sello Screaming Apple.

A grosso modo, la receta musical de Miss Chain & The Broken Heels se compone de certeras dosis de punk pop y powerpop hipervitaminado, melodías inspiradas en los grupos de chicas de los primeros años de la década de los Sesenta y guitarras crujientes deudoras del sonido new wave norteamericano de finales de los Setenta y principios de los Ochenta. Nada que otros grupos no hayan cocinado antes, pero parece que Miss Chain & The Broken Heels han tomado buena nota de las recetas de sus maestros (Shivvers, Nikki & The Corvettes, Undertones...) y sirven en bandeja un manjar de deliciosos aromas y sabor adictivo. Esta pasta italiana está “al dente”. Me gusta.

Abre el disco “Beginning of the End”, en ella el grupo muestra un estilo de pop rápido y agresivo cercano al que practicaran Nikki & The Corvettes a finales de los Setenta. Enseñan las uñas pero no arañan, sabemos que Miss Chain & The Broken Heels pueden hacerlo mejor. “Roller Coaster” discurre por parámetros similares a “Beginning of the End”, pero su melodía, arropada por unos oportunos teclados, gana en pegada y en profundidad con respecto a aquella. Si tuviese que destacar dos canciones de este disco, una de ellas sería “Diary of a Mad Housewife” y la otra, “Common Shell”. En ambas se concretan todas las virtudes del cuarteto italiano: pop enérgico, infeccioso, estribillos pegadizos, ritmos de guitarra y líneas de bajo que acompañan fielmente a unas melodías de voz directas, alegres y sencillas. El estribillo de “Diary of a Mad House” es todo un homenaje a las girl groups con su melodía clásica y sus coros casi soterrados como respuesta a la voz principal. También destaca en esta canción el desarrollo instrumental que ocupa el último minuto, una particularidad en las composiciones de un grupo poco dado a los alardes instrumentales.

Chords & Wine” es el primer medio tiempo del disco, transmite ingenuidad y claras influencias early sixties en el estribillo. En “Sun Goes Down” nos encontramos elegancia nuevaolera en sus primeros compases, contagian la sensación de que en cualquier momento puede entrar la voz de Patrick Barnes de los Dirty Looks o la del mismísimo Joe Jackson; tras estos primeros compases nuevaoleros la canción cambia su estructura y cobran protagonismo una melodía de voz y unos punteos de guitarra al estilo del Rock and Roll clásico como contrapunto.

Astrid Dante modula su registro vocal para cantar “Old Man”, un prescindible medio tiempo. Más relleno en la canción que le sigue, “Mary Anne”. Con el ritmo machacón y la atmósfera sesentera de “Flamingo”, el disco recobra su fuerza y su pegada instantánea. El ritmo y la carga melódica de “Up all Night” y “Bluebird” rememoran la New Wave americana y nos recuerdan a grupos como los Shivvers. Los chicos de Miss Chain & The Broken Heels echan toda la carne en el asador y nos invita a su fiesta en “Common Shell”, mi canción favorita del disco. Guitarra de ritmo sinuoso, pasión juvenil en una melodía a prueba de cenizos y un estribillo alegre y pegadizo como pocos. El cruce perfecto entre Nikki Corvette y los Shivvers. Cierra el disco la balada “Save Me”, una composición atípica en el global del disco, el tono vocal melancólico de Miss Dante transmite un poso de tristeza acentuado por el sonido lánguido de una armónica y el arpegio final de un teclado.

“On a Bittersweet Ride” defiende una línea de continuidad con respecto a los tres singles que ya conocíamos del grupo, quizás por este motivo su primer LP no nos ha cogido de sorpresa. El disco confirma las buenas expectativas que habíamos depositado en ellos, cuenta además con el apadrinamiento del sello norteamericano Screaming Apple, garantía de calidad y siempre un sello de referencia para los aficionados al rock de garage. Miss Chain and The Broken Heels, o como preservar el power pop cuando los rastros de power pop a su alrededor son prácticamente inexistentes.


Myspace del grupo


Artículo escrito por Rafa Beatman