THE RED BUTTON: "SHE'S ABOUT TO CROSS MY MIND"



Por Rafa Beatman:

Sus canciones han sido definidas por la crítica especializada como el resultado de un encuentro musical imaginario entre los Byrds y los Beatles en el Londres de mediados de los sesenta; aunque si bien la localización física de los Red Button es la ciudad de Los Ángeles y más que de un grupo, deberíamos hablar del proyecto de dos veteranos músicos-compositores -como son Seth Swirsky y Mike Ruekberg- que rodeados de un montón de amigos y conocidos músicos de estudio, entre los que se encuentran Willie Wisely, John Fields o Mike Datz, han grabado “She`s About To Cross My Mind”, un disco de debut en el que rinden, sin ningún tipo de complejos, un sensacional tributo a la música de los Fab Four de Liverpool. El resultado son once canciones que pivotan, en su mayor parte, entre el Help! y el Rubber Soul, en las que se deja sentir la huella de la pre-psicodelia del Revolver y en menor medida de los sonidos del pop californiano de los sesenta, que se encuentra representado en el disco por los sonidos cálidos de grupos como The Turtles o The Association.

Mike Ruekberg es un conocido músico de estudio de la ciudad de Los Ángeles que se dio a conocer en los noventa como cantante y compositor en el grupo de pop rock Rex Daisy, con un único disco publicado: “Guys and Dolls”, que podéis escuchar aquí, o más recientemente encargándose de la banda sonora de la película de culto indie “Dummy”, dirigida por Adrien Brody. Mike es el encargado de la voz principal en las canciones de Red Button y de las tareas de producción del disco. Seth Swirsky por la contra, asume buena parte del trabajo compositivo, algo que parece no resultarle excesivamente complicado puesto que su firma la podemos encontrar en los créditos de algunas de las canciones de gente tan popular como Tina Turner, All Green o Rufus Wainwright. Fue precisamente durante la grabación de su disco de debut “Instant Pleasure” en el año 2004, cuando conoce a Mike Ruekberg, compositor con el que comparte una desmedida afición por los Beatles. Fruto de este encuentro es la grabación de unas canciones que quedarían registradas en “She`s About To Cross My Mind”, un extraordinario primer disco para mayor disfrute de los que nos consideramos aficionados a los sonidos de la década dorada del pop.

She`s About To Cross My Mind” destaca por su producción limpia, cuidada, en la que todas las piezas del puzzle encajan de forma perfecta para formar como imagen final una Rickenbacker, sin duda elemento principal y característico en el sonido de las canciones de Red Button, que se alza poderosa sobre unas armonías vocales de aire feliz y optimista y unas melodías tan sencillas como colosales de clara inspiración beatlemana.

A esta adscripción responden canciones como “Cruel Girl”, con la que abren el disco y que presenta un estribillo ultra-pegadizo, con efectivos cambios de melodía y un elegante y breve punteo de Ricken; tesituras sonoras semejantes a las que escuchamos en la alegre “I Could Get Used To You” con sus ligeros adornos psicodélicos, en la apasionada melodía de “Hopes Up” o en “Ooh Girl”, uno de los momentos mágicos de un disco mágico, y sus efectivos adornos de violines. Sin abandonar estas coordenadas musicales, nos regalan espléndidas baladas megamelódicas como “She’s About To Cross My Mind”, la susurrante “She's Going Down” o la atmósfera de tristeza de “Can`t Stop Thinking About Her”.

La línea Beatle imperante en el disco se rompe, en parte, en canciones como “Floating By”, que es la composición que más recuerda a la calidez del pop californiano de la segunda mitad de los sesenta; o en “Gonna Make You Mine”, toda una andanada garagera de corte festivo dirigida a la galaxia pop, con un omnipresente órgano farfisa y evocativa de los grupos más amables del garage norteamericano de mediados de los sesenta, podría compartir pinchada tranquilamente con bandas del estilo de los Swingin’ Medallions. Apuntan hacia la psicodelia pop en la deliciosa “Free”, que junto a la melódica y armoniosa “It`s No Secret” con la que cierran el disco, son las canciones que menos se ajustan al patrón clásico predominante en el disco.

Beber una sola copa no es suficiente para sufrir una resaca, pero basta un solo paladeo de “She`s About To Cross My Mind” para que los efectos embriagadores aparezcan y nos hagan caer en la cuenta de que estamos ante uno de los mejores trabajos musicales del año 66...o del 2007, ¿qué más da?, qué importa el año si el Pop en el que se han inspirado Mike Ruekberg y Seth Swirsky es atemporal y su bendita resaca se extiende hasta nuestros días sin fecha aparente de caducidad. Disco de buena uva, imprescindible y al loro con la vendimia sixties de este 2007 que ya nos ha dejado discos tan recomendables como los de The Goldbergs, The Singles, Kelly’s Heels, Gilligans, Peaces, Handclaps and Harmonies o Mark & The Spies entre otros.

Artículo escrito por Rafa Beatman